Ramón Torres (Activo en México entre 1740 - 1790)
“Patrocinio de San Juan Nepomuceno sobre el Reino e Imperio español y la Nueva España”.
Óleo sobre tela. Firmado.
64 x 48 cm.
Exquisito lienzo firmado por Ramón Torres (“fecit”), uno de los pintores de renombre en la Nueva España, casi un copista en el trazo y ternura del pincel de Miguel Cabrera, muy igualados en obra. Plasma a la perfección el gusto determinado de la sociedad novohispana de entonces, un gusto muy refinado por las representaciones religiosas, llenas de misticismo y arrobamiento.
En esta espléndida obra contemplamos a San Juan Nepomuceno que, en éxtasis y volando ya en la Gloria, rodeado de ángeles, ejerce su protección sobre España (venerada en su Reina Maria Amalia de Sajonia 1724-1759, mujer de Carlos III), y la virreina nativa de la Nueva España y México, ambas de rodillas y en adoración del santo mártir, al que piden auxilio.
Santo patrón de Bohemia y mártir de la fidelidad al sacramento de la confesión. En cartela baja sobre fondo azul lapislázuli leemos: "SAN JUAN NEPOMUCENO, PROTO MÁRTIR DEL SIGILO DE LA CONFESSION. ESPECIAL ABOGADO PARA CONFESARSE BIEN, Y CONSERVAR LA FAMA: Y COMO TAL ADMIRADO PATRÓN DE LA REAL UNIVERSIDAD DE MÉXICO EN SU CLAUSTRO PLENO DE 21 DE JUNIO DE 1743".
Es un hecho que Ramón Torres fue un pintor relevante entre las clases gobernantes. En múltiples ocasiones fue requerido para realizar retratos de monarcas y personalidades, como lo atestiguan los ejemplos que se conservan salidos de su pincel.
Destacamos de entre ellos los referidos por José María de Francisco Olmos y David Ramírez Jiménez en un artículo de la revista Hidalguía: “sabemos que realizó varios retratos de monarcas, al menos de Carlos II y Carlos III, y de algunos virreyes, como el de Antonio de Mendoza [I Virrey de Nueva España y II de Perú, que forma parte de la colección del Museo de América de Madrid". Como explica el Museo, el Virrey Antonio de Mendoza, ejerció su gobierno en la Nueva España entre 1535 y 1550, como menciona la leyenda explicativa en la parte inferior del cuadro, acompañada de la heráldica propia de su linaje. En la ficha del Museo se data esta pieza en 1786, y se dice que es «Copia del cuadro anónimo que se conserva en el Museo Nacional de Historia en la ciudad de México, con algunas modificaciones introducidas por el artista, representando al personaje con una fisonomía menos fuerte, no siendo Torres un simple copista». Lleva en la cartela el número I, lo que nos llevaría a pensar que en algún momento se le pudo encargar a Ramón Torres realizar la copia de la serie de los virreyes”.
Nuestra pintura, por sus dimensiones y por la temática, fue sin duda un encargo con destino a una estancia noble privada, no siendo lógico por su tamaño el destino a una iglesia o congregación.
Es evidente que fue realizada durante el periodo de reinado de Carlos III (1759 y 1788), pues como hemos indicado, la efigiada que representa al Reino de España no es otra que su esposa, la Reina María Amalia de Sajonia 1724-1759.
Además, conviene recordar que fue Ramón Torres quien realizó en 1762 el magnífico retrato del Rey Carlos III que se conserva en el Museo Nacional de Historia de México. (https://arcav1.uniandes.edu.co/artworks/9788#)
Varios fueron los Virreyes que ejercieron el cargo durante el reinado de Carlos III, pero para la historia de nuestra pintura, es muy interesante fijarse en uno que, cronológica e historiográficamente, es en el que debemos centrarnos. Se trata de don Alonso Núñez de Haro y Peralta, eclesiástico español, arzobispo de México desde 1772 hasta su muerte en 1787, y Virrey de la Nueva España durante su último año de vida.
Teniendo en cuenta que Ramón Torres lo pinto en la importante obra “Retratos del arzobispo de México y virrey don Alonso Núñez de Haro y Peralta y del abad José Félix Colorado bajo protección de la Virgen de Guadalupe”, óleo datado circa 1776, que se conserva en el Museo de la Basílica de Guadalupe, es nuestra hipótesis, que la pintura que presentamos hubiera sido un encargo del propio Arzobispo Núñez de Haro a Ramón Torres, para honrar así a su Rey y al nuevo mundo del que era Virrey.
Torres es asimismo el autor de una importantísima serie de castas realizadas en cobre (datadas c. 1770 - 1780).
Volviendo a la vida de San Juan de Nepomuceno. Fue canonizado por Benedicto XIII el 19 de marzo de 1729. Murió martirizado por la petición y orden de Wenceslao IV, rey de Bohemia, por haberse rehusado a revelar la confesión de la reina. Este proceso de canonización se llevó a cabo rápidamente, sobre todo, a instancias de la Compañía de Jesús que, en busca de un santo protector, hizo suya esta devoción debido a la serie de ataques y persecuciones que le hicieron padecer. Fue el Papa Clemente XIII el que aprobó el patronazgo para aliviar la difícil situación de los jesuitas y este santo sería invocado para proteger el “buen nombre” de la Compañía. Otra importante razón que popularizó el culto a este santo fue el hecho de considerarlo como mártir del sigilo de la confesión.
Imagen tierna y devocional, posiblemente encargo de la Real Universidad de México, y que estaría colgado en la sala o claustro de profesores.
Los ángeles de la Gloria sostienen su bonete, la palma del martirio y lirios de su pureza, y una filacteria que reza: EXTENDET MANUM SUAM SUPER AQUILONEM. Sophon. 2, v. 13) un versículo del profeta Sofonías, “Extenderá su mano sobre (contra) el norte”, que indica que el Dios de Israel destruirá, aniquilará y exterminará al pueblo de Asiria (en general “todos los enemigos de España y la Nueva España”).
Bibliografía de referencia:
- Olmos, José María de Francisco y Ramírez Jiménez, David (2017). “La heráldica y la falerística en la identificación de las obras de arte: el supuesto retrato de Matías de Gálvez del museo de América de Madrid”. Revista Hidalguía, nº 374 (enero-abril 2017), pp.113-146.
- Katzew, Ilona. (2004). "La pintura de castas: Representaciones raciales en el México del siglo XVIII". Turner Publicaciones S.L.