Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos (Santa Fé, Nueva Granada, 1638 - 1711)
"Sagrada Familia en el taller de San José"
Óleo sobre cobre.
62,5 x 47,5 cm.
Presenta un pequeño desperfecto en el margen inferior de la plancha de cobre.
La atribución de esta obra corresponde al estilo y técnica que caracterizan a Vásquez: composiciones equilibradas, tonalidades suaves y detallismo en el tratamiento de figuras y elementos, estilemas que observamos en otras obras autógrafas del autor y que permiten afirmar que nuestra obra también formaría parte del corpus de Vásquez. Nos referimos, por ejemplo, a las pinturas del Retablo de las Reliquias o su “Santa Gertrudis con el Niño Jesús”, que se conserva en la Iglesia Museo de Santa Clara que se encuentra en Bogotá, en la que se observa una similitud con nuestra obra en la representación idealizada de los rostros, el manejo delicado de la luz y la paleta tonal dominada por colores cálidos y terrosos.
La elección del soporte de cobre grueso, habitual en Vásquez de Arce en obras de pequeño formato, denota un interés por garantizar la durabilidad y un acabado luminoso, algo común en obras destinadas a altares o espacios devocionales privados, como sería el caso.
Esta pintura se inserta en un momento en que Nueva Granada vivía un auge en la producción artística religiosa, impulsada por órdenes como los jesuitas y dominicos, quienes promovían obras que fueran al mismo tiempo didácticas y devocionales.
Gregorio Vásquez de Arce fue un influyente pintor colombiano, el autor más importante de la Nueva Granada del siglo XVII, dotado de una maestría técnica y estilística como reflejan ciclos como el del Retablo de las Reliquias en la Iglesia de San Ignacio en Bogotá. Con una prolífica carrera que abarcó gran parte de su vida, Vásquez dejó un legado de obras religiosas que influyeron significativamente en el desarrollo artístico de la región. Su estilo combina elementos del barroco europeo con una sensibilidad y una devoción propias del contexto latinoamericano del siglo XVII.
Vásquez, de hecho, a través de su obra, fue una figura central en la consolidación del barroco en Nueva Granada y su influencia se extendió a generaciones posteriores de artistas en la región. Pintores que le siguieron tomaron su estilo y lo adaptaron a las necesidades locales, haciendo de su obra un punto de referencia fundamental en la historia del arte virreinal.
Marta Fajardo de Rueda, en un interesante artículo en la revista de la Universidad Nacional de Colombia HiSTOReLo, afirma, en relación a la importancia de nuestro pintor, que “con la obra de Gregorio Vásquez y de algunos de sus seguidores podría señalarse la existencia de una escuela santafereña de pintura. Les resulta común la interpretación que dieron a los grabados con la que asimilaron los fundamentos de la pintura barroca. Les caracteriza un uso atenuado del color, que les diferencia de los pintores de otros lugares de América. Sin duda, Vásquez sobresale entre todos ellos por su dominio del dibujo y composición equilibrada. Con la formación que recibió en el taller de los Figueroa y las destrezas que adquirió mediante el ejercicio continuo de su trabajo, consolidó un estilo que le es característico.”
Es por eso que la importancia de Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos en el panorama del arte virreinal es innegable. A pesar de haber producido una vasta cantidad de obras, su destreza técnica y la profundidad espiritual de sus pinturas siguen siendo admiradas y estudiadas por académicos, coleccionistas y museos de todo el mundo.
El artista, del que se han escrito abundantes biografías como las de José Manuel Groot, Alberto Urdaneta o Roberto Pizano, goza de una nutrida obra que a día de hoy encontramos en templos, conventos y museos como El Museo de Arte Colonial de Bogotá, que alberga numerosas telas, algunas miniaturas y ciento cinco dibujos: la mayor colección del pintor.
La escena representa a la Sagrada Familia en un ambiente íntimo y cotidiano, un tema propio del barroco cristiano que busca humanizar figuras sagradas. Como una familia de tantas, la paciente Virgen María borda meditando todo en su corazón; el casto San José, centrando una de las virtudes esenciales que posee, trabaja en silencio como carpintero y cepilla madera. El tres veces santo, Jesús, como Hijo, aprende de su padre e imita trabajando la madera, y aparece construyendo su futuro destino, preparando un listón de su cruz. El cuadro, con sus colores, respira el modelo de todas las virtudes: la humildad, la castidad, la obediencia, la pobreza, el amor al trabajo y el silencio; en una palabra, la práctica total de esas virtudes reflejadas y vividas por esta familia. El tema de la Sagrada Familia se hizo popular en el arte a partir de la década de 1490, pero la veneración de la misma comenzó formalmente en el siglo XVII de la mano de San Francisco de Laval, el primer obispo de Nueva Francia, quien fundó una cofradía con este nombre. Una familia representada que está toda al mismo nivel, en el mismo plano compositivo, en el mismo suelo, no hay uno que predomine o destaque por encima del otro. Es lo que se denomina la Santísima Trinidad terrenal y aunque San José jugaba un papel secundario casi caricaturesco en la iconografía, a partir del Renacimiento y el Barroco, cobra mucha importancia, pues la progresiva humanización de las representaciones de Jesús y María harán que este padre adoptivo vaya ganando presencia en ella, tenga un tratamiento cada vez más amable y se le represente en el arte como un padre cariñoso y atento.
En este sentido, como leemos en el interesantísimo artículo de Juan Pablo Cruz Medina (2014) “La pintura de la Sagrada Familia. Un manual de relaciones familiares en el mundo de la Santafé del siglo XVII”, la familia, configurada como núcleo del cuerpo social dentro de la estructura ideada por España para el Nuevo Mundo, se convirtió tempranamente en una preocupación tanto para la Iglesia, como para la burocracia establecida en América. A partir de ello la Iglesia desarrolló, a lo largo del siglo XVII, una serie de estructuras discursivas encaminadas hacia el establecimiento de modelos de vida familiar que sirvieran como ejemplos del comportamiento ideal. Con esto se aseguraba no solo el sostenimiento de un orden «eclesial» en la sociedad, sino también la sumisión de esta ante el poder civil establecido por el monarca español en las nuevas tierras.
Destaca Medina, pues, la producción visual desarrollada por la Iglesia en relación con la familia. “Uno de los conjuntos pictóricos de más relevancia dentro del corpus visual del siglo XVII es el de la Sagrada Familia”, que seguirá siendo representado posteriormente sin cesar. Esta necesidad eclesiástica responde, además, al “surgimiento del modelo de familia nuclear en Europa, que cambiaba la concepción de familia extendida propia de la Edad Media”, mientras que en la América colonial interesaba para “establecer ejemplos que sirvieran para configurar una sociedad regida por la norma religiosa”.
Volviendo a nuestra obra, el entorno doméstico y la inclusión de herramientas subrayan la dedicación al trabajo y la virtud del esfuerzo, valores centrales en el contexto católico colonial. Además, el tratamiento del color y la luz crea una atmósfera cálida que invita a la contemplación. La inclusión de elementos arquitectónicos, como la puerta y la ventana, introduce profundidad espacial, mientras que los detalles, como los pliegues de los ropajes y las texturas, reflejan la habilidad técnica del autor. Un cuadro devocional, tierno y delicado en matices y colores, que respira oración, y que viene a ser modelo de virtudes cristianas para los que lo contemplen.
Bibliografía de referencia:
- Cruz Medina, Juan Pablo. (2014). «La pintura de la Sagrada Familia. Un manual de relaciones familiares en el mundo de la Santafé del siglo XVII». Memoria y sociedad 18, n.° 36: 100-117. http://dx.doi.org/10.11144/Javeriana.MYS18-36.psfm
- Fajardo, Marta. (2014). Grabados europeos y pintura en el Nuevo Reino de Granada. “HiSTOReLo” Vol. 6, Nº 11, 68-125.
- Fajardo, Marta. (s.f.). “Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos”. Real Academia de la Historia. https://dbe.rah.es/biografias/21372/gregorio-vasquez-de-arce-y-ceballos
- Pizano, Roberto. (1985). "Gregorio Vásquez: Vida y obra". Banco de la República, Bogotá.
- Sebastián, Santiago. (1985). "Gregorio Vásquez: la vida y obra del pintor más importante del Nuevo Reino de Granada".
- Tovar, Gil. (1995). "El barroco en la Nueva Granada: Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos. Ediciones Nueva América, Bogotá.