Atribuido a José Espinosa de los Monteros y taller (activo en Cuzco, Perú entre 1682 y 1688)
"Niño Jesús como Vanitas"
Óleo sobre tela.
61,5 x 83 cm.
José Espinosa de los Monteros es una figura significativa en la historia del arte virreinal peruano, fue continuador más cercano del estilo de su padre, el pintor peruano Juan Espinosa de los Monteros, "considerado entre los iniciadores de la escuela cuzqueña".
Su trabajo se inserta dentro del barroco andino, un estilo caracterizado por la exuberancia decorativa y un sincretismo profundo entre las tradiciones europeas y las sensibilidades locales.
Aunque no es tan conocido como otros pintores coloniales como Cristóbal de Villalpando o Diego Quispe Tito, Espinosa de los Monteros dejó un legado notable a través de su obra, especialmente en la representación de temas religiosos y destacó por su habilidad para integrar en sus composiciones elementos decorativos, como guirnaldas de flores, y simbólicos, lo que otorga a sus obras un sentido tanto estético como teológico.
Estas características se manifiestan claramente en la pintura que presentamos del Niño Jesús como Vanitas, donde el pintor utiliza un marco de flores para reforzar el mensaje de la transitoriedad de la vida terrenal y la inevitabilidad de la muerte.
La obra que presentamos atribuida a Espinosa de los Monteros y taller, es un buen ejemplo del empleo de la iconografía cristiana para expresar ideas complejas sobre la vida y la muerte.
El Niño Jesús está representado en un estado de sueño, apoyado sobre una calavera, un símbolo memento mori que invita a la reflexión sobre la mortalidad. Sin embargo, la tranquilidad del Niño sugiere una aceptación serena del destino que le espera, una dualidad que es común en la iconografía cristiana, donde la vida y la muerte están inextricablemente unidas.
El marco floral es otro elemento clave de la composición. Las flores, dispuestas de manera exuberante alrededor del Niño, no solo embellecen la escena, sino que también refuerzan el tema de la vanitas. En la tradición barroca, las flores a menudo simbolizan la fugacidad de la vida y la belleza pasajera, lo que contrasta con la eternidad prometida a través de la redención en Cristo.
La inscripción en latín en la parte inferior de la obra, "EGO DORMIO ETCOR MEVM VIGILAT" (Yo duermo, pero mi corazón vela), tomada del “Cantar de los Cantares” (5:2), subraya la constante vigilancia divina, incluso en el descanso.
Las obras de José Espinosa de los Monteros se encuentran dispersas en varias colecciones, tanto en instituciones religiosas como en museos. Algunas de sus pinturas más importantes están ubicadas en la Catedral de Lima, donde se conservan varios de sus retablos y obras dedicadas a la devoción mariana. Además, su trabajo puede encontrarse en museos de arte virreinal, como el Museo Pedro de Osma en Lima, que alberga una rica colección de arte colonial peruano.
Es autor también de las series hagiográficas sobre la vida de santa Teresa (1682), que se conservan en el monasterio cuzqueño del mismo nombre, y del Santo Domingo de Guzmán, del claustro principal del convento dominico.
Bibliografía de referencia:
- Mujica Pinilla, Ramón. (2008) "Ángeles apócrifos en la América virreinal: imágenes de serafines y querubines en el arte colonial". Fondo Editorial del Congreso del Perú.
- Gisbert, Teresa. (1980). "Iconografía y mitos indígenas en el arte". Gisbert y Cía.
- Mesa, José de, y Gisbert, Teresa. (1983). "Manierismo y barroco en el altiplano". Embajada de España en Bolivia.
- Stastny, Francisco. (1995). "Pintura cuzqueña". Banco de Crédito del Perú.
- Sánchez, Luis. (1989). "La pintura en el Virreinato del Perú". Universidad Nacional Mayor de San Marcos.