Taller de Federico Barocci (Urbino, 1535 - 1612)
“La Piedad: dolor y lamento por la muerte de Cristo”
Óleo sobre tela.
93 x 73 cm.
Exquisito lienzo, muy de la escuela italiana, ante el cual se impone el silencio y la reverencia. Unción, colores llenos de delicadeza y ternura, “acuarelados” por respeto al momento que se vive, donde “la luz casi disuelve las formas dibujadas”… “en reverberaciones cromáticas delicadas”. Así es Barocci y su taller que se imponen en esta obra.
Un lienzo que es “tránsito” de dos momentos: Piedad -por un lado- y planctus- por otro- , similares en su contenido, pero dos escenas diferentes intercaladas entre el Descendimiento y el Santo Entierro. La Piedad, donde el cuerpo inerte del crucificado descansa en los brazos de su Madre, que lo recibe con un dolor contenido. En el planctus o llanto sobre el cuerpo de Cristo muerto, su cuerpo se deposita sobre un sudario (ya en la pintura) y de ahí pasa a la piedra de la unción (los ángeles, con extrema y mística delicadeza, mueven ese cuerpo hacia esa piedra, en primer plano, con los símbolos de pasión). Y en torno a ese cuerpo se dispondrán todos los que prorrumpirán en lamentos y sollozos, aquí aún contenidos.
El rostro y la forma del cuerpo del Cristo es muy similar al del Cristo de El Descendimiento de la Cruz, un cuadro de casi 5 metros de alto, de este artista italiano, que hoy podemos ver en la catedral de Perugia, y pintado en el último cuarto del XVI.
La Piedad no aparece en los Evangelios, su origen está en la literatura mística bajo medieval, aunque desde el punto de vista plástico parece derivar del tema de la Virgen de la Humildad, donde se ha sustituido al Niño por el cuerpo inerte del Crucificado. Deriva de las lamentaciones ante el Hijo muerto, tema de origen bizantino que concentra la atención en el drama de la Pasión y la contemplación amorosa y doliente con sentido realista y conmovedor.
Lo que queramos, Virgen de la Piedad, Virgen Dolorosa, Virgen de las Angustias, Virgen del Traspaso, Llanto sobre el cuerpo de Cristo muerto, Lamentación sobre Cristo muerto, Planctus Mariae…..: todas son escenas del fervor popular y de una actitud mística y religiosa que nos invitan a meditar y a concentrar la atención en el drama de la Pasión, y en la contemplación amorosa, con sentido realista y conmovedor, de la adoración del Redentor por parte de su Madre y de nosotros como fieles, una escena que nos invita a ascender en el camino de nuestra personal vida espiritual, meditando y contemplando. Y haciendo silencio.