Escuela Virreinal. Cuzco. Perú. Siglo XVIII. 

"La coronación de la Virgen María"

Óleo sobre tela.

125,5 x 87,5 cm.

Composición de la coronación de María por dos ángeles que iluminan el momento con dos cirios.

Esta obra refleja una secuencia dentro del ciclo de la vida de la Virgen que se encuentra en el Libro del Apocalipsis. Según los textos apócrifos, la vida de María terminó en Jerusalén, después de cumplir su misión en la vida, y fue “asumida” al cielo, en cuerpo y alma, y coronada. 

La Virgen, aquí sedente, se presenta como Madre de Dios, al que sostiene, Madre de la Humanidad, que porta en su mano derecha en el orbe, y Reina y Puerta del cielo, un cielo limpio y puro como Ella, reflejado en la azucena.  

Vestida como una Reina o mujer principal, algo distante y rígida en mirada y postura, se humaniza con la presencia de dos hombres-santos que la miran y rezan a sus pies (la catequesis silenciosa de lo que hay que hacer al acercarnos a Ella)
San Diego de Alcalá, franciscano, con la cruz a cuestas y el milagro de las rosas, y San Agustín de Hipona como Obispo, sosteniendo sus Confesiones o La vida de unión con María, alusivo al cuadro presentado.

Destaca el rico detalle de ropajes, encajes, orfebrería, flores, a pesar de la frontalidad y poca perspectiva del mismo, muy de la pintura peruana novohispana de ese siglo.

La coronación de la Virgen María fue un tema muy recurrente a lo largo de este siglo y símbolo claro del poder de la Iglesia contra la herejía y los entredichos surgidos desde la Reforma protestante.