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LOTE 50

Escuela Novohispana. México. Siglo XVII. Círculo de Cristóbal de Villalpando (¿Ciudad de México?, 1649 - México, 1714)

Estimación
24.000 € / 35.000 €

Escuela Novohispana. México. Siglo XVII. Círculo de Cristóbal de Villalpando (¿Ciudad de México?, 1649 - México, 1714)

Óleo sobre tela. En su bastidor en madera de cedro original.

158,5 x 223,5 cm.

Impresionante óleo que narra la escena descrita en Juan 18, 2 y Lucas 22,39, la escena de Getsemaní, ese jardín en el monte de los olivos donde Jesús se retiraba con frecuencia a orar. En arameo “getsemaní” significa “lagar de olivos” o “prensa de aceite”, con ese matiz específico de que cuando las aceitunas se prensan por primera vez en el lagar, el aceite que sale es rojo, como la sangre.
Según el relato de Lucas, “Jesús se apartó de ellos, como a un tiro de piedra y, puesto de rodillas oraba, diiciendo: Padre, si quieres, aoarta de mi este cáliz; pero que no se haga ni voluntad sino la tuya. ….y lleno de angustia, sudaba como gruesas gotas de sangre…”.
A la derecha vemos a Pedro (de los tres que estuvieron presentes; Santiago y Juan los otros dos), que se durmieron mientras Jesús oraba.
Y al fondo la ciudad de Jerusalén, ubicada en el lugar que es central para la vida de Jesús, su muerte, crucifixión y resurrección.

Presenta algunos parches al dorso por pequeñas restauraciones, pero está en su tela original.

Cristóbal de Villalpando es junto a Juan Correa, el artista más importante en Nueva España en el último cuarto del siglo XVII. Acometió dos de los conjuntos artísticos más importantes: los grandes lienzos alegóricos de la Catedral metropolitana de Ciudad de México y de la Catedral de Puebla, donde incluso pinta la cúpula.

Su estilo es muy personal; combina un colorido ácido y tornasolado con tonos casi metálicos con pliegues muy nerviosos en ropajes y carnaciones con reflejos azulados, todo ello de un espíritu manierista que puede recordar por coincidencia a artistas del Norte de Europa. Sus composiciones están inspiradas en fuentes muy eclécticas acordes a su intencionalidad iconográfica, estampas de Rubens y modelos barrocos peninsulares como Carreño de Miranda y Francisco Rizzi de quien llega a versionar una Inmaculada famosa y de quien también toma el colorido jugoso y vibrante.