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LOTE 14

Escuela castellana. Posiblemente Burgos. Renacimiento. Circa 1530 - 1540. 

Estimación
15.000 € / 20.000 €

Escuela castellana. Posiblemente Burgos. Renacimiento. Circa 1530 - 1540. 

"San Sebastián"

Escultura en madera tallada y policromada.

122 x 38 x 21 cm

San Sebastián fue uno de los santos más célebres durante la Edad Media, popularidad que aún se siguió manteniendo durante el Renacimiento y el Barroco, es por ello que no resulta extraño que en la mayoría de iglesias se encuentra una representación del santo, ya sea escultórica o pictórica. En esta fantástica pieza escultórica que presentamos el santo, anteriormente soldado romano, se nos muestra en el episodio más conocido de su hagiografía: el de su martirio. Sebastián ha sido concebido por el anónimo escultor con un canon sumamente alargado y al que ha dotado de cierta belleza idealizada, recordando lejanamente algunas creaciones del genial maestro burgalés Diego de Siloe (ca.1490-1563).

La pieza está completamente labrada tanto por su parte anterior como por la posterior, si bien en esta última encontramos algunas pequeñas pérdidas volumétricas en manos y cabello. El santo antipestoso se nos muestra de pie, con las piernas denotando un ligero contrapposto. El alargamiento de los miembros de su cuerpo, especialmente de las piernas, le dota de una notable elegancia. Presenta el cuerpo completamente asaeteado, con disparos en piernas, torso y abdomen, si bien las flechas han desaparecido, quedando tan solo el rastro de los regueros de sangre que manan de las perforaciones realizadas por aquéllas. Lleva las manos atadas a la espalda, de suerte que parece empujar el torso hacia la parte delantera. El prominente abdomen contrasta con la enjuta anatomía de su torso, en el cual se adivinan las costillas e incluso las clavículas y los hombros. El cuello es sumamente alargado y sujeta una cabeza ovalada, elegantemente ladeada, y cubierta por una melena compacta de la que se escapa una guedeja que cae sobre el hombro derecho. El rostro muestra unas facciones delicadas: mentón prominente y afilado, boca entreabierta de finos labios, prominente nariz de perfil recto, ojos entreabiertos en derrame y cejas curvas. La expresión del rostro es suave y lánguida.

La desnudez de su cuerpo está únicamente velada por el paño de pureza que le recubre sus partes íntimas y que está decorado con diversos motivos dorados, aunque ha perdido parte de aquéllos. El modelado es suave, está como pegado al cuerpo y compuesto por plegados curvos. La lazada o moña se encuentra en la cadera derecha.

La escultura, que apea sobre una peana de formato cuadrangular, podría adscribirse a un anónimo maestro burgalés del segundo cuarto del siglo XVI –quizás entre 1530-1540– que pudo conocer la obra de Diego de Siloe, como así parece indicarlo la delicadeza de ejecución mezclada con un canon esbelto. Esta elegancia no está exenta de cierto patetismo especialmente visible en el tronco y cabeza.

 

Agradecemos a D. Javier Baladrón, doctor en Historia del Arte, por la identificación y catalogación de esta obra.