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LOTE 11

Escuela castellana. Siglo XIV.

Estimación
12.000 € / 15.000 €

Remate: Vendido

Escuela castellana. Siglo XIV.

"Virgen Majestad - Sedes Sapientiae"

Escultura en madera tallada, dorada y policromada.

65 x 24,5 x 22 cm.

Presentamos un fantástico ejemplar gótico de la Virgen con el Niño entronizada y que se encuentra en un buen estado de conservación más allá de que tenga unas pequeñas pérdidas volumétricas en la corona y que haya pequeñas pérdidas de policromía, la cual, por cierto, es la original y posee una calidad fastuosa como más adelante veremos. La pieza está únicamente labrada por la parte delantera mientras que por la trasera se ha dejado plana y sin policromar, no ocurre como en otras ocasiones en las que, además, se practica una gran oquedad para aligerar su peso.

La Virgen ha sido concebida, como es usual en estas representaciones góticas, en posición frontal, denotando cierta rigidez y hieratismo. Está sentada sobre un trono bajo en el que no ha sido labrado el respaldo y del que tan solo percibimos los laterales, materializados de forma muy sencilla a base de dos listones tan solo interrumpidos por dos molduras rectangulares planas y otras dos rectangulares de perfil curvo, aunque todas ellas están policromadas de igual manera a base de tonos ocres oscuros. María dispone la mano izquierda sobre el hombro de su Hijo –este detalle lleva a la profesora Clara Fernández-Ladreda a denominar a esta tipología como “Vírgenes de apoyo”–, mostrando una relación cercana y cariñosa entre Madre e Hijo, mientras que la derecha la mantiene levantada con los dedos extendidos hacia arriba en actitud de mostrar un fruto. Parece tratarse del más usual en este tipo de representaciones, la manzana que es el fruto de la Salvación y acredita a la Virgen como la nueva Eva ya que viene a simbolizar su victoria sobre el pecado.

La indumentaria de María está compuesta por unos zapatos en punta, de los que tan solo se percibe la parte delantera; una fina túnica dorada que se adhiere al cuerpo, completamente poblada por motivos geométricos y vegetales simplificados y que está rematada por un escote curvado decorado a base de pequeñas bolitas exentas. Estas mismas bolitas las ha utilizado el anónimo escultor para decorar los bordes del manto, en este caso con profusión, el velo y también la parte frontal de la corona. Por encima de la túnica tiene echado un manto azul, con los bordes decorados por franjas doradas, que le cubre la espalda, el hombro izquierdo, el vientre y las piernas, de suerte que sirve de separación entre Madre e Hijo. Finalmente, porta un velo que le enmarca la cabeza y le cae sobre los hombros, tapándole completamente la cabellera. Sobre ella asienta una sencilla corona dorada sin más decoración que las pequeñas bolitas anteriormente reseñadas. María ha sido caracterizada con un canon corto, con una cabeza ovalada, mentón pronunciado y rostro inexpresivo. Grandes ojos almendrados, cejas rectas pintadas en la propia madera, nariz estrecha de tabique aplastado y diminuta boca apenas insinuada por la policromía, a la cual se deben las mejillas sonrosadas.

El Niño Jesús, que descansa sobre su regazo, está sentado sobre la rodilla izquierda, constituyendo uno de los tipos iconográficos más difundidos, que, según Georg Weise, tiene su origen en la Virgen de la Esclavitud de la catedral de Vitoria, fechable a finales del siglo XIII. Está dispuesto en una posición dinámica en contraposición a la rigidez materna dado que tiene las piernas cruzadas y con los brazos ejecuta diversas acciones: con la mano derecha bendice al fiel mientras que en la izquierda porta, como la Madre, un fruto. Viste una amplia túnica que le cubre todo el cuerpo a excepción de las extremidades y está rematada por un cuello de escote curvo decorado con una franja dorada, misma franja que observamos en la parte inferior de la prenda y en las mangas. La pequeña cabecita es también algo inexpresiva aunque al menos dirige sus ojos hacia el lado derecho, como observando la manzana de la madre. Peina un cabello corto y aplastado a manera de casquete.

En definitiva, se trata de un buen grupo escultórico gótico fechable en el siglo XIV, quizás a comienzos de la centuria, que exhibe un notable candor y que sería labrado por un escultor castellano que siguió los modelos habituales del momento para efigiar a la Virgen con el Niño.

Agradecemos a D. Javier Baladrón, doctor en Historia del Arte, por la identificación y catalogación de esta obra.