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LOTE 6A

“Cristo crucificado”. Escultura en madera tallada, policromada y dorada. Anónimo castellano. Gótico. Siglo XV.

Estimación
28.000 € / 35.000 €

“Cristo crucificado”. Escultura en madera tallada, policromada y dorada. Anónimo castellano. Gótico. Siglo XV.

174 x 174 cm. Los dedos de ambas manos presentan restauraciones.

El Cristo Crucificado que presentamos es una excelente pieza gótica probablemente procedente de algún taller castellano que presenta numerosas particularidades, quizá debido a que no fue realizado en uno de los principales focos escultóricos. Es por ello que aunque el aspecto general es de carácter gótico veremos algunos elementos que no cuadran con esa época, caso de los plegados curvados y de escaso resalte del paño de pureza y también los pies dispuestos en una posición naturalista cuando lo normal sería es que estuvieran colocados en rotación interna.

Se trata de un crucifijo de tamaño natural sujeto al sagrado madero con tres clavos –esta disposición, que con el paso de los siglos se convirtió en la más habitual, fue atribuida por Lucas de Tuy a los herejes albigenses, que señala que la concibieron así con cierto sentido de mofa y escarnio–, que presenta un rostro sereno y apariencia tranquila, no percibiéndose por ningún lado sufrimiento y, asimismo, apenas encontramos rastros sanguinolentos. El cuerpo, lejos mostrar algún signo de rigidez o hieratismo, muestra un leve movimiento lateral gracias al desplazamiento de la cadera hacia el lado derecho, y también a la proyección de ambas rodillas hacia la parte delantera. El tratamiento anatómico, lejos de ser abstracto o esquematizado, tiende hacia el naturalismo o, al menos, con tendencia al realismo, buscando la suavidad, las formas redondeadas y un aspecto en general amable.

Los ojos están cerrados y la boca escasamente abierta, de suerte que parece que acaba de exhalar. Amplia frente, con cejas curvas y nariz de grandes proporciones. La cabeza se inclina hacia el hombro derecho, desplomándose por efecto de la muerte. Peina una larga cabellera labrada de manera compacta tan solo animada por una serie de ondulaciones profundas y paralelas. Por su parte, la barba es corta y está compuesta por pequeñas guedejas rizadas, misma solución que utiliza para componer el bigote. Carece de corona de espinas.

Los brazos están completamente extendidos casi formando una línea horizontal. Viste tan solo un perizonium, o paño de pureza, labrado en la propia pieza y ajustado de tal forma que insinúa la anatomía de las caderas. Es un paño corto que apenas tapa parte de los muslos, dejando las rodillas al aire libre. Está anudado en la cadera izquierda por una moña escasamente abultada, surcado por esquemáticos plegados curvos, y decorado con dos estrechas franjas doradas en los bordes superior e inferior.

El Cristo presenta algunas pequeñas faltas de policromía en los hombros, quizá debido a que se le operó alguna restauración. Asimismo, y como es frecuente en piezas con tantos siglos de antigüedad y que han servido para la devoción, había perdido la mayor parte de los dedos de las manos, los cuales se han procedido a realizar ex novo con tal destreza que no solamente no desencajan, sino que parecen los originales. En definitiva, la obra sería realizada en una fecha indeterminada del siglo XV, quizás más hacia finales de la centuria, por un buen escultor asentado en una zona alejada de los principales focos escultóricos, motivo por el que ya hemos dicho que hacen acto de aparición algunos elementos un tanto retardatarios para la época.

 

Agradecemos a D. Javier Baladrón, doctor en Historia del Arte, por la identificación y catalogación de esta obra.