“Virgen María" y "San Juan”. Pareja de esculturas en madera tallada y policromada. ¿Taller Castellano?. Finales del siglo XIII.
Medidas San Juan: 72 x 19 x 11 cm. Medidas Virgen: 69 x 16 x 9 cm.
Estas dos curiosas e ingenuas esculturas de la Virgen y San Juan proceden de un primitivo Calvario gótico del que, por desgracia, no se ha conservado la figura central del grupo que, como no puede ser de otra manera, fue el Crucificado. La importancia de este último, que era realmente la figura que acogía todo el culto en el templo, hizo que en muchas ocasiones las efigies de la Virgen y San Juan fueran retiradas del espacio sagrado, e incluso en algunos casos vendidas, llegándose al extremo de enterradas o emparedarlas por no servir ya al culto por su estado de conservación o por un cambio de modas. Ambos personajes están representados de pie y muestran un tratamiento anatómico sumamente esquemático, además de un notable envaramiento y rigidez, como si el escultor no fuera capaz, o no quisiera, dejar que ninguna de las extremidades conquistara el espacio.
La Virgen se situaría a la derecha del Crucificado, lugar reservado para los personajes de mayor relevancia. Viste túnica rojiza muy larga, de suerte que le llega hasta los pies, ceñida por cinturón, una parte del cual cae verticalmente. Por encima tiene echado un manto que le tapa toda la espalda y que parece actuar también como un velo puesto que le cubre la cabeza. Debajo del manto parece intuirse una toca blanca que le enmarca el rostro. La Virgen expresa su profundo dolor juntando las manos delante del vientre, lo que podría interpretarse como una plegaria quizá recordando su maternidad y la pérdida de su Hijo.
Por su parte, San Juan, el Discípulo Amado, se situaría a la izquierda del perdido Crucifijo, atendiendo a una iconografía establecida ya por el arte bizantino. Viste túnica amarillenta de escote circular que le tapa el cuerpo por completo con excepción de los pies, que son visibles, aunque están bastante deteriorados. La visión de sus pies desnudos es un indicador de su condición de apóstol. Por encima viste un manto azul que le cubre la espalda y le cruza en diagonal por la parte delantera. El santo expresa su pesar llevándose la mano derecha a la mejilla de ese mismo lado. En la mano izquierda, dispuesta en horizontal sobre la cintura, sujeta un libro, que será el Evangelio que escribió. Como de costumbre, el santo aparece imberbe. La cabellera está concebida como un casquete sin apenas individualizar las guedejas.
Las cabezas de ambos personajes son ovaladas y presentan unos rasgos faciales ciertamente inexpresivos y potenciados por la policromía. Referente a esta última hay que indicar que ambas piezas están repolicromadas. Realizadas quizás a finales del siglo XIII o quizás a comienzos del XIV, serán obra de algún taller castellano muy popular, y por lo tanto distante de los grandes centros productivos escultóricos del momento.
Agradecemos a D. Javier Baladrón, doctor en Historia del Arte, por la identificación y catalogación de esta obra.