"Virgen orante". Relieve en madera policromada. Escuela granadina. Primer cuarto del siglo XVIII.
Medidas: 72 x 57 cm.
Estamos ante una pieza realmente excepcional y ya no solamente por la altísima calidad de su talla y policromía, sino debido a la rareza que supone ver un bajorrelieve de escuela española en el que se ha efigiado a la Virgen orante. Es probable que en origen este relieve, que deberá su composición a la imitación de una pintura o grabado –disciplinas en las que es más habitual efigiar así a la Virgen– fuera concebido en pendant junto a otro relieve que mostrara a Cristo, pero tan solo es una suposición basada en función a otros ejemplares conocidos de esta tipología, por otra parte, realmente escasa. El relieve está labrado en un bajorrelieve que recuerda la técnica italiana del schiacciato o relieve aplanado según la cual se consigue mediante una mínima variación la ilusión de profundidad y corporeidad. Este hecho unido a la delicadeza de la labra nos habla de un escultor muy hábil.
La Virgen, que ocupa la mayor parte del tablero –cuyo fondo está completamente dorado, color que aludirá a la divinidad– ha sido concebida en busto prolongado hasta aproximadamente la cintura. La composición es triangular gracias a las líneas que dibuja el perfil del manto que tiene echado sobre la cabeza y que está policromado con un fastuosa y tupida decoración vegetal multicolor ejecutada a punta de pincel por la parte exterior y con un color azulado con toques plateados por el interior. Por debajo viste una sobretúnica blanca, de la que se aprecian los extremos de las mangas, y una túnica roja de cuello redondo y con plegados en acordeón. Por su parte, los pliegues del manto son suaves, de escaso resalte y perfil redondeado, de suerte que contribuyen al equilibrio compositivo del relieve. Las manos, dispuestas orantes, son muy elegantes y presentan unos dedos muy alargados cuyas yemas se unen con delicadeza. Está especialmente conseguida la mano derecha, en la que ha labrado hábilmente el escorzo de la muñeca.
Su rostro, de superficie muy pulida, presenta unas facciones y un peinado simétrico de reminiscencias clásicas y en el que con leves toques de gubia ha conseguido individualizar las guedejas que lo componen. Por la gracia y belleza delicada que muestra su rostro, compuesto por unos rasgos faciales diminutos (cejas curvas, ojos entreabiertos con párpados pesados, nariz afilada y pequeños labios carnosos), detalles que parecen anticipar el Rococó, parece claro que estamos ante una excelente creación procedente de los talleres granadinos del primer cuarto del siglo XVIII, en los cuales destacaron sobremanera José de Mora (1642-1724), José Risueño (1665-1732) y Pedro Duque Cornejo (1679-1757), que vivió en Granada en diversas estancias entre 1713-1719. Descartado Mora, bien pudiera ser obra de alguno de los dos últimos.
Agradecemos a D. Javier Baladrón, doctor en Historia del Arte, por la identificación y catalogación de esta obra.