Atril en plata repujada con alma de madera. Escuela colonial. México. Siglo XVIII.
31 x 33 x 27,5 cm.
Realizado en láminas de plata repujadas, que recubren en su totalidad la estructura de madera. La pieza destaca por la limpieza de su ornamentación, ya que a pesar de lo profusa que es, cada motivo resalta con elegancia por sí mismo, y resulta equilibrada y de fina ejecución.
El respaldo, cuadrangular, está dividido en cuatro espacios, en cada uno de ellos, encontramos una cabeza de ángel, sobre un fondo de hojarasca y volutas, y un botón central albergando el anagrama de la Virgen María. La grada, rectilínea y en plano inclinado, presenta en su parte inferior un friso ornado de roleos y dos ángeles sosteniendo una cartela elíptica en el que aparece grabado el nombre de la Virgen de Guadalupe.
Asienta sobre cuatro patas en forma de garra sobre bola.
Es interesante destacar que se trata de un atril dedicado a la Virgen, en este caso, a la Virgen de Guadalupe. Además del ya indicado anagrama de la Virgen, se completa esta devoción, con dos de los símbolos de las Letanías Lauretanas Marianas, el espejo y la fuente, que portan en sus manos dos ángeles, labrados a ambos lados del atril.
La decoración de la parte posterior, sigue el motivo de cuatro ángeles con un medallón central, que, en este caso, y como última referencia Mariana, presenta una preciosa escena repujada, representando a San Lucas Evangelista, al que se asigna el oficio de pintor y que, según la tradición piadosa, retrató a la Virgen María, presente en nuestra composición como contemplamos en el caballete al fondo con un esbozo de la Virgen de Guadalupe.